Nuestra mente puede funcionar de forma automática. Hay procesos que no necesitan de la mente consciente para realizarlos. Todos tenemos una parte irracional. Se trata de una fuerza, una energía que nos impulsa a la acción. Está presente en todas partes pero no podemos encararla. Continuamente aparece y desaparece de forma sutil, para recordarnos, que aún existe. El inconsciente es esa fuerza que irrumpe en nosotros y altera el orden establecido. Vive en el mundo de los instintos, de la supervivencia. Tiene un enorme poder transformador, pero también un enorme poder destructor. Es una fuerza desbordante al servicio de nuestra locura o de nuestra cordura. Nosotros no podemos marcar sus pasos, el inconsciente es una fuerza libre enraizada con la naturaleza y es ésta quien marca sus pasos. Pero nosotros podemos construir un camino donde sus pasos puedan adquirir un significado. La inconsciencia es una sabiduría intuitiva, impulsiva e irreflexiva, que rompe con toda lógica convencional. Su ilimitación es una vitalidad caótica. Nuestras limitaciones son la añoranza de esa vitalidad. Necesitamos tanto de esa vitalidad como el inconsciente de nuestro orden y prudencia. Sin la energía del inconsciente seríamos computadoras, sin nuestros límites su energía nos llevaría al vacío. Nuestro inconsciente puede aparecer de diferentes formas: sueños, lapsus, actos fallidos, bromas y síntomas. Estas apariciones nos recuerdan su existencia y nos ofrecen nuevas ideas y renovadas energías. En las fiestas y celebraciones es un momento en el que tiene permiso para salir, pero tal y como hemos dicho, su energía puede estar al servicio de la destrucción o al servicio de la transformación. El inconsciente puede encarnarse en estos casos en una violenta o alegre locura. El tránsito de nuestro inconsciente a través del camino que le trazamos, hace que se siente liberado y puede darnos la semilla de la creatividad. Tenerlo en cuenta nos abre las puertas del autoconocimiento, pero también nos tienta a quedar vagando en el mundo de la fantasía.
La
Inconsciencia es el mundo sin límites. Cada uno de nosotros
lleva consigo una parte irracional, próxima a su naturaleza
más salvaje. Es el mundo de los instintos, una fuerza que nos
impulsa a vivir sin ningún tipo de filtro. Podemos intuir su
existencia cuando actuamos si pensar. La lógica del
inconsciente puede aparecer en sueños: en ese momento en que
nuestra mente duerme y al mismo tiempo despierta creando un mundo
donde todo es posible. La inconsciencia es pura energía, pura fuerza,
algo incontrolable que nos invita a vivir. Una fuerza incontrolable
puede ser dañina, pero la misma fuerza canalizada puede ser la
semilla para la creación. El grupo de rock Queen
con su tema “Don't
Stop me now” nos
invita a experimentar la energía del Inconsciente. “I'm a shooting
star leaping through the sky, like a tiger defying the laws of
gravity” (Soy una estrella fugaz saltando por el cielo, como un
tigre desafiando las leyes de la gravedad). El inconsciente es un
animal desbocado que desafía cualquier tipo de ley. Su energía puede
estar a nuestro servicio. Puedes empezar a conocer esta fiera
aparentemente indomable y cargarte de su fuerza.
¿Que
quieres hacer con ella?